La evolución de la televisión social
La televisión sigue viva, y parece que por mucho tiempo. Por mucho que los pesimistas hablen de que Internet está matando lentamente a la televisión, lo cierto es que ésta sigue acaparando muchas horas de nuestro tiempo libre. Sin embargo, la forma de consumir contenidos ha cambiado, y mucho. Desde hace un par de años se habla del fenómeno de la televisión social, donde el espectador, además de ver, también participa y nutre el contenido que está viendo.
La televisión social es el concepto que se empezó a utilizar cuando los programas comenzaron a incluir hashtags que animaban a los telespectadores a tuitear durante la emisión. Esta práctica comenzó a extenderse y acaparó programas de diversa índole: tanto las tertulias mañaneras, como el cotilleo de la tarde y las aventuras de los tróspidos por la noche estaban generando tuits. Los telespectadores participaban respondiendo a preguntas lanzadas por el propio programa o iniciaban conversaciones entre ellos. También surgió toda una rama humorística de la televisión social, compuesta por los que comentaban de forma sarcástica y satírica programas como “Un príncipe para Corina” o “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”, claros pioneros del fenómeno de la televisión social.
Eurovisión es otro evento que acapara la atención de los tuiteros desde hace tres años. En esta infografía, podéis consultar estadísticas sobre cómo las redes sociales viven este concurso masivo. Este año, se implantó el sistema de los emojis de banderas al insertar el hashtag de cada país, con el fin de hacer más visual el contenido relacionado con el festival de la canción. Pero este elemento no era nuevo: los hashflags vieron la luz por primera vez en el mundial de 2010, y repitieron en el mundial de 2014. Parece un gesto sencillo, pero decora los tuits, y aporta algo llamativo, lo que anima a seguir tuiteando sobre un evento deportivo que se emite en las televisiones de todo el mundo.
El éxito de que Twitter y la televisión vayan de la mano ha cambiado incluso la estrategia de comunicación de algunos programas. Mediaset se lleva el primer premio en esta integración, particularmente con sus realities: cada participante tiene su cuenta oficial y se anima a la conversación con los espectadores. Esto ocurre en el ya mencionado “¿Quién quiere casarse con mi hijo?”, en “Gran Hermano” o en “La Voz”. El objetivo es fomentar la conversación y, por el momento, funciona de maravilla, llegando a posicionar los programas como trending topic durante casi todas las emisiones nocturnas, y durando incluso hasta la mañana siguiente.
La televisión social en 2015
Las redes sociales siguen siendo el objetivo de quienes dirigen estos programas. Las audiencias dependen de ellas. Casi todos los espectadores se sientan frente al televisor acompañados de sus móviles, tablets o portátiles. Algunos incluso ven los programas directamente a través de estos dispositivos. Por eso, además de potenciar el uso de Twitter, las productoras están yendo un paso más allá, añadiendo nuevas formas de seguir en contacto con la audiencia, y animarla a participar.
El nuevo valor añadido de la televisión social son las aplicaciones móviles. Y para ilustrar este caso, nos llama especialmente la atención el reality más famoso de nuestro país: Gran Hermano, un programa que consigue ser TT todas las noches que se emite. Desde hace dos ediciones, el mítico programa de Mercedes Milá pone a disposición de los telespectadores una app, a través de la cual se ofrece contenido del programa, además de la posibilidad de participar en encuestas que se realizan en directo relacionadas con habitantes de la casa. En la edición de este año, también se incluye una revista digital con novedades y noticias del programa. ¿El objetivo de esta aplicación? Que los seguidores del reality tengan acceso a contenido las 24h del día y estén donde estén, no solo durante las emisiones. Nos guste el programa o no, hay que reconocer que a nivel de comunicación online la estrategia funciona.
¿Cuáles son los próximos pasos de la televisión social? ¿Es necesario invertir en el desarrollo de apps, o debe mejorarse directamente el contenido que se emite y dejar que los espectadores vengan solos? El tiempo lo dirá y, hasta entonces, ¡larga vida a la caja tonta!
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Anna Pellow
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