La diferencia entre comunicar y “spamear”

Nos lo dicen por activa y por pasiva: hay que estar online. Ya sea con tu marca personal, con tu marca corporativa o con tu alter ego. Pero la única manera de transmitir tu mensaje y ser relevante es si tus mensajes están en la red. Con este fin surgen las redes sociales, y a pesar del escepticismo inicial, las marcas ya han asimilado esta vía como la forma más directa de comunicación con los clientes.

Sin embargo, algunos se han tomado muy en serio eso de comunicar, y parece que no pueden dejar de hacerlo. En Social Media, la línea entre comunicar y ser un spammer es muy delgada, y la consecuencia de cruzarla es la pérdida de seguidores y, por tanto, de alcance para tus mensajes. Para evitar caer en el spam, conviene tener en cuenta estos aspectos de la comunicación online:

Tu contenido debe ser relevante

No todo es digno de compartir y no todas las tendencias van con tu marca. Por eso, no lo fuerces. Busca contenidos dentro de tu área, o adapta las tendencias del momento a tu mercado. Pero no publiques por publicar. Tu línea editorial debe ser clara y bien repartida. Sumarte a todos los trending topics solo hará que tus seguidores terminen cansándose.

Adapta el contenido a cada tipo de red

Cada red social tiene una función y, por lo tanto, el contenido debería ir ajustado a las características de la misma. Muchas marcas utilizan el mismo contenido y lo vuelcan en todas sus redes. Esto es práctico, pero no transmite la mejor imagen. Prueba mejor a modificar los mensajes ligeramente para adaptarlos a las limitaciones y filosofía de cada red.

En Twitter debes ser más conciso y directo, mientras que en Facebook puedes explayarte más e invitar a la gente a comentar. En Pinterest trabaja las colecciones de fotos y en Instagram, añade hashtags relevantes.

No hace falta estar en todas partes

La omnipresencia no es sencilla, y desde luego no es necesaria, así que no te compliques. Hay multitud de plataformas y redes sociales. ¿Necesitas tener presencia en todas ellas? La respuesta es no. Estudia bien las características de cada una de ellas y valora lo que aportan a los mensajes que quieres transmitir.

¿Cuántos mensajes son demasiados mensajes?

Existen cientos de estudios sobre la frecuencia de publicación, las mejores horas para publicar… Y todo eso está muy bien como base, pero si no lo adaptas a tu contexto, no sirve de mucho. ¿En qué momento dejas de comunicar y comienzas a “spamear”?

La red que más actualización diaria permite antes de empezar a resultar pesada es Twitter. Algunas marcas actualizan una o dos veces al día, mientras que muchas otras lo hacen diez o quince. Todo depende de la interacción que estés recibiendo. Si publicas muy a menudo pero tus actualizaciones pasan desapercibidas y los clics brillan por su ausencia, quizá la gente esté considerándote un spammer. Baja el ritmo y céntrate en hacer contenidos más llamativos.

En resumen, la directriz más importante a seguir es que, en redes sociales, la calidad siempre prima sobre la cantidad. ¡No lo olvides!



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